LOS ANGELES, 20 Ene. Rolling Stone.
Etta James, dueña de una de las voces más emblemáticas del siglo pasado, murió hoy debido a complicaciones relacionadas a la leucemia contra la cual venía luchando hacía años, a la cual se le habían sumado otros problemas de salud (padecía hepatitis C, demencia y daño en sus riñones). Tenía 73 años. La cantante, que fusionó el R&B con gospel y blues, dejó un gran legado musical del que se recordarán principalmente temas como "At Last", "Tell Mama" y "All I Could Do Was Cry".
Etta tuvo una vida turbulenta, debió luchar contra la adicción a las drogas y la pobreza, pero supo canalizar sus penas en la belleza de su música. Nacida en Los Angeles en 1938, formó parte del grupo de doo-wop Creolettes, en los años 50, para una década más tarde, dedicarse a su carrera solista. Jamesetta Hawkins, como era su nombre real, grabó la inolvidable balada "At Last" en 1961: un verdadero hit que la representó durante el resto de su vida. Su relación con la heroína comenzó a hacer estragos en ese creciente éxito pero, entre clínicas psiquiátricas y intentos de rehabilitación intermitentes, se las ingenió para seguir entregándole al mundo muestras de su profunda voz. Su legado se hace evidente en las nuevas representantes del jazz y el soul como Adele, por ejemplo.
En 1978, gracias a su gira junto a los Rolling Stones, pudo llegar a generaciones rockeras, menos propensas a indagar en su música. En los 80 su carrera se vio nuevamente revitalizada y en 1994 entró en el Rock and Roll Hall of Fame y ganó seis Grammys. Continuó con sus presentaciones en vivo hasta enfermedad la sacó de los escenarios. El año pasado editó The Dreamer, un compilado en el que versiona a diversos artistas, trazando un recorrido por los distintos géneros en los que se vio involucrada. Desde el jazz hasta el rock and roll, Etta cantó temas pertenecientes a grandes como Ray Charles (con "In The Evening"), Johnny Watson, King Floyd, Ottis Redding y hasta Guns N Roses. En una entrevista con Rolling Stone en 1997 dijo: "La vida ha sido dura pero buena. Si tuviera que volver y empezar de nuevo, la viviría de la misma exacta manera". Sin arrepentimientos ni rencores, entonces: adiós, Etta. R.I.P.
Etta tuvo una vida turbulenta, debió luchar contra la adicción a las drogas y la pobreza, pero supo canalizar sus penas en la belleza de su música. Nacida en Los Angeles en 1938, formó parte del grupo de doo-wop Creolettes, en los años 50, para una década más tarde, dedicarse a su carrera solista. Jamesetta Hawkins, como era su nombre real, grabó la inolvidable balada "At Last" en 1961: un verdadero hit que la representó durante el resto de su vida. Su relación con la heroína comenzó a hacer estragos en ese creciente éxito pero, entre clínicas psiquiátricas y intentos de rehabilitación intermitentes, se las ingenió para seguir entregándole al mundo muestras de su profunda voz. Su legado se hace evidente en las nuevas representantes del jazz y el soul como Adele, por ejemplo.
En 1978, gracias a su gira junto a los Rolling Stones, pudo llegar a generaciones rockeras, menos propensas a indagar en su música. En los 80 su carrera se vio nuevamente revitalizada y en 1994 entró en el Rock and Roll Hall of Fame y ganó seis Grammys. Continuó con sus presentaciones en vivo hasta enfermedad la sacó de los escenarios. El año pasado editó The Dreamer, un compilado en el que versiona a diversos artistas, trazando un recorrido por los distintos géneros en los que se vio involucrada. Desde el jazz hasta el rock and roll, Etta cantó temas pertenecientes a grandes como Ray Charles (con "In The Evening"), Johnny Watson, King Floyd, Ottis Redding y hasta Guns N Roses. En una entrevista con Rolling Stone en 1997 dijo: "La vida ha sido dura pero buena. Si tuviera que volver y empezar de nuevo, la viviría de la misma exacta manera". Sin arrepentimientos ni rencores, entonces: adiós, Etta. R.I.P.
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