domingo, 22 de septiembre de 2013

Gibraltar 2013


Hacía buena tarde, mi comprade Capo y yo decidimos intentar buscar en Gibraltar una cerveza que en la etiqueta pone “Gibraltar BARBARY BEER”. Ya en Gibraltar, decidimos ampliar el plan y comprobar cual era la mejor cerveza que sirven en la roca. Tras pasar por varios pubs, acabamos en una calle peatonal cuesta arriba, donde vimos un letrero de madera antiguo que rezaba: “Great Brewing in the World”.
De repente sale de la puerta un hombrecito al que nos dirigimos preguntándole sobre la dichosa cerveza "Gibraltar", el hombre gesticula y nos indica la puerta. Nos dirigimos hacia ella, estaba abierta, se atisbaba una escalera bastante empinada, y de pronto, aparece un gran perro con cara de mala hostia. Le pregunto al hombrecito en voz bastante alta si el bicho era peligroso, a lo que responde: No, no, no… De repente el perro se abalanza contra nosotros..…pero no nos toca.
Iniciamos la bajada hacia los infiernos, y nos invade un fuerte y extraño olor, yo desconocía ese olor. Estaba todo oscuro, con pequeñas luces tenues que procedían de varias velas. Había un enorme hombre detrás de una barra, nos sentamos por educación. Mientras estamos sentados y está el gran hombre hablando, comienzo a observar detenidamente el antro. Veo en una de las paredes un hueco con una virgen iluminada, pero todo lleno de suciedad, o por lo menos daba la impresión. Miro tras la barra, a las espaldas del gran hombre, estaba lleno de botellas de cristal llenas de polvo, entre ellas intento descubrir algún ejemplar de la cerveza "Gibraltar", lo único que observo fueron dos latas de cerveza oxidadas y llenas de polvo.
El perro baja y empieza a moverse por todo el sótano, agitándose de forma muy rápida, de pronto, el gran hombre comienza a gritarle al perro, pero de una forma salvaje, casi nos deja sordos, era una especie de acosador de perros, creo que gritaba en alemán.
Yo ya estaba al límite, mis pulmones no podían con un olor tan decrépito y esos gritos, entonces decidí dar un paso al frente y le pregunte si podía ponerse dos cervezas de la marca "Gibraltar", sabiendo que no las tendría. El gran hombre dice que NO, que tiene Calsberg. Lo dijo con rintintin. Entonces le digo que NO queremos Calsberg, “seguiremos con la búsqueda”, a lo que salimos escopeteados escaleras arriba, un segundo mas y morimos de ese olor tan repugnante. Yo creo que olía a muerto.
Ya muy avanzada la noche, salimos del Peñón después de muchas cervezas y sin encontrar la cerveza "Gibraltar". Por cierto, la que mas nos gusto fue la LONDON PRIDE de barril.




















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