Crítica del concierto de Rory Gallagher en el Long Beach Arena abriendo para Fleetwood Mac y Deep Purple el 15/04/1973.
«...Entró en el escenario casi como un desconocido, y salió 45 minutos después como el héroe de un triple cartel de gran potencia».
La potente guitarra de Rory Gallagher
Por Denise Kusel
Debía de haber un pequeño y engreído grupo de personas que conocían a Rory Gallagher y sus palpitantes ritmos de guitarra hard rock.
Probablemente se sentaban a hablar en voz baja de su descubrimiento, guardándoselo para sí mismos, sabiendo que si alguna vez se corría la voz, no habría quien detuviera al mago irlandés que se ha estado paseando por los primeros puestos de las encuestas de guitarra inglesas. Así que se lo callaron.
El domingo por la noche, en el Long Beach Arena, las cosas cambiaron y se corrió la voz. El sonido, los riffs de guitarra, el sonido estaba ahí en la forma de Rory Gallagher.
El desconocido Rory Gallagher, compartiendo escenario con gigantes del rock como Fleetwood Mac y Deep Purple, proyectó una gran sombra. Se puso a cocinar fuerte con su composición original, «Messin' With the Kid» y la siguió con «Bullfrog Blues».
Nadie se mete con Gallagher. Llega lejos con sus riffs de guitarra ametralladora a lo Chuck Berry de mediados de los 50 y su bajo funk.
El público -algunos de los cuales llevaban esperando en la cola para entrar en el Arena (ya tenían entradas, puesto que se habían agotado las entradas para el concierto) desde la una de la tarde del domingo (las puertas se abrieron finalmente a las 18:30, con hora de comienzo a las 20:00)- se vio sorprendido por la implacable potencia de Gallagher. Trabaja y trabaja duro.
Subió al escenario, casi un desconocido, y se marchó, 45 minutos después, como el héroe de un triple cartel de gran potencia.
Gallagher dejó al público hambriento de más energía blues. Fleetwood Mac, el siguiente en subir al escenario, tuvo dificultades para seguirle...
(el resto del artículo reseña la parte del espectáculo dedicada a Fleetwood Mac y Deep Purple).
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